Karl Landsteiner: un gigante para el #DíaMundialDelDonanteDeSangre

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Karl Landsteiner nació en Viena el 14 de junio de 1868.

Estudió Medicina en su ciudad natal, donde se graduó en 1891. Ya en su época de estudiante se había sentido atraído por la composición de la sangre, y al terminar la carrera dedica cinco años a perfeccionar su formación en química en Zurich, Wurzburg y Munich.

En 1896 regresa a Viena, completa su formación en el Vienna General Hospital y trabaja como asistente en el Hygiene Institute, y más tarde en el Wilhelminaspital. Desde 1898 es asistente en el Departamento de Anatomía Patológica de la Universidad de Viena, del que será profesor asociado desde 1911.

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Imagen antigua del Viena General Hospital

Durante su época en el Wilhelminaspital, Landsteiner aísla el virus de la poliomielitis, confirmando su carácter infeccioso al inocular tejido de la médula espinal de un cadáver infectado al canal espinal de diversas especies: solo los monos contraen la enfermedad. Por este motivo, y ante la imposibilidad de investigar con monos en Viena, realizará parte de su investigación  en el Instituto Pasteur de París. Los trabajos de Landsteiner y Levaditi permiten describir allí la forma de transmisión y el periodo de incubación del virus. Además, Landsteiner describe la posible neutralización del poliovirus usando el suero de convalecientes, lo que sentará la base para una futura vacuna. Otros trabajos de Landsteiner tienen que ver con la inmunología en general, y las reacciones inmunológicas de la sífilis en particular.

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El Wilhelminaspital en Viena

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El busto de Landsteiner en el Polio Hall of Fame de Warm Springs, Georgia

Pero, sin duda, lo que le hará pasar a la historia (y ganar el Premio Nobel en 1930) es la descripción de los grupos sanguíneos. La primera transfusión documentada la había realizado Jean Baptiste Denis en 1667, utilizando sangre de carnero: aunque el primer receptor sobrevivió a una cantidad mínima de sangre, la siguiente paciente murió, y la facultad de París prohibió cualquier práctica transfusional. Curiosamente, Denis no utilizaba la sangre para tratar anemia, sino trastornos conductuales. Dos siglos después, en 1873, Landosi y Ponfick describirán la reacción de hemólisis que se producía ante la transfusión de sangre de animales a humanos. Parecía un problema insuperable.

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Transfusión directa y con el carnerito encima de la mesa, ahí es nada…

Entre 1901 y 1903, Landsteiner trabaja con la hipótesis de que estas reacciones hemolíticas podrían producirse también en la transfusión entre humanos, explicando el fracaso que habían tenido algunos intentos previos. Es el primero en defender que no se trata de una patología, sino de la respuesta inmune natural. No en vano nos encontramos en la época de la inmunología y se acaba de conocer la reacción antígeno-anticuerpo, a la que Landsteiner había dedicado muchas horas de estudio.

Sus observaciones iniciales tendrán poca repercusión, hasta que Landsteiner describe los grupos A, B y O mediante un ingenioso experimento. Analiza la sangre de 22 personas (incluyendo la suya), para lo cual separaba el suero y los glóbulos rojos lavados de cada muestra. A continuación hace reaccionar el suero y los hematíes de las diferentes muestras y tabula los resultados según las reacciones de aglutinación que provocan. Pocos años más tarde, dos discípulos suyos (Alfredo de Castello y Adriano Sturli) descubren el cuarto grupo, el AB, menos frecuente y sin poder aglutinante.

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Landsteiner en su laboratorio (foto del Landsteiner Instituut)

Landsteiner ha marcado un hito en la historia de la Medicina, pero serán dos clínicos los que se disputen el honor de la primera transfusión exitosa: R. Ottenberg en 1907 en el Mount Sinaí de Nueva York  (según fuentes americanas) y E. Merlo en la clínica Médica de la Universidad de Buenos Aires en 1914, según otras fuentes. Los estudios de Landsteiner permitirán, entre otras cosas, salvar muchas vidas en ambas Guerras Mundiales. Es solo cuestión de tiempo que se reduzca drásticamente la mortalidad quirúrgica y obstétrica, y que se abra el camino a los trasplantes de órganos.

Pero el laboratorio de Viena tiene unos medios demasiado escasos para el potencial investigador de Landsteiner. Por eso en 1922, tras tres años en el Hospital Católico de La Haya, se traslada a Nueva York para trabajar en el Rockefeller Institute for Medical Research. Allí describirá en 1927, junto a Philip Levine, la presencia de otros tres antígenos (M, N y P) que no se asocian a la existencia de aglutininas naturales. Y en 1940, junto con Alexander S. Wiener, descubre el antígeno que denominará Rh por haberse encontrado en el suero de conejos inmunizados con sangre de macaco Rhesus.

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Una parte del mérito también es suya…

Con el tiempo, las investigaciones de Landsteiner sobre grupos sanguíneos traspasaron las fronteras de la clínica, empleándose en test de paternidad, criminología y estudios etnográficos.

Sus contemporáneos definen a Landsteiner como un hombre pesimista, meticuloso, exigente y extraordinariamente trabajador. Hasta el punto de que en 1939, al ser nombrado Profesor Emérito, no disminuye su ritmo de trabajo. La muerte le encontrará pipeta en mano el 24 de junio de 1943. Sufrió un infarto del que moriría dos días después.

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Una placa minúscula custodia los restos de este gigante de la ciencia.

En su honor, el 14 de junio (día de su cumpleaños) se celebra el Día Mundial del Donante de Sangre. Por cierto, ¿tú ya donaste?

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