En junio tengo congreso

Destripar en un post el congreso de tu propia sociedad científica no es la mejor manera de hacer amigos. Pero tenía que decirlo…

Trabajo en un servicio pequeño de un hospital comarcal. Precisamente por eso hemos puesto en marcha iniciativas de mejora de la calidad asistencial que, además de dar buenos resultados, resultarían muy interesantes para otros hospitales de características similares. Así que me interesa darlas a conocer. Una comunicación en el congreso nacional sería una buena oportunidad.

Además, mi hospital no tiene cardiólogo ni radiólogo de guardia. Así que necesito formarme en ecografía urgente. Un curso precongreso sería una buena oportunidad.

Por desgracia, no espero mucho más del congreso. Dudo que mi especialidad tenga producción científica suficiente en un año como para organizar congresos anuales. He oído muchas veces a los mismos ponentes contando lo mismo. Echo de menos caras nuevas y temas nuevos. La parte lúdico-festiva no me atrae demasiado, aunque es obvio que conocer sitios nuevos es interesante. Pero cuando has dejado a tus compañeros cubriendo tu trabajo y tus guardias, no me parece correcto hacer turismo durante las horas de sesiones. Igual soy rara. Claro que este año, además, el congreso de intensivos es en Madrid.

Sí hay algo interesante en los congresos, lo reconozco: la posibilidad de contactar con gente de otros servicios y con expertos en uno u otro tema, o de ver las ideas y proyectos de otros sitios. Probablemente se aprende más en los primeros congresos, de residente, en los que todo lo que oyes es nuevo y conoces a gente interesante de tu rama, o te lanzas por primera vez a hablar en público o a plantear un trabajo de investigación. Por desgracia, también hay comunicaciones de muy baja calidad y cuesta separar el grano de la paja.

Está bien, el congreso puede tener cosas positivas. Así que mandé mis comunicaciones y busqué un curso precongreso. Las comunicaciones pasaron sin problemas el filtro del comité científico (eran buenas), pero al mandarlas me advirtieron explícitamente de que para presentarlas debía estar inscrita. Me corroe la sospecha: ¿si hay pocas inscripciones, seleccionarán más comunicaciones para asegurar el número de inscritos? ¿Independientemente de la calidad? Quién sabe.

Pues hala, venga, me inscribo. A un curso de día y medio, y al congreso de dos días y medio. En realidad no podré ir a todo el congreso, porque gastaría todos mis días de formación y no me compensa, que hay cursos más interesantes. ¿Y el precio? Casi 1000 euros en total. ¿¿Cómo?? Pues sí, eso es lo que cuesta. Eso que soy socia, que si no… Y eso que, al ser en Madrid, no necesito transporte ni alojamiento.

Por suerte, encuentro un laboratorio que me lo financia. Mi neutralidad está asegurada, porque luego nunca me acuerdo de quién me lo pagó. Y porque creo seriamente que no me va a influir en el tratamiento de mis pacientes. Pero entiendo que alguien pueda pensar que me están comprando.

¿Qué queréis que haga? El SERMAS no me proporciona formación en una técnica que necesito. No tengo otra manera de dar a conocer las proyectos que hemos puesto en marcha en mi servicio. Y no puedo poner 1000 euros de mi bolsillo. Eso sí, probablemente el calentón me dure hasta junio. No me sale rentable la relación calidad/precio. No entiendo a mi sociedad científica. Y me molesta.

Me temo que las sociedades científicas tienen mucho que cambiar. Me temo que los congresos son parte del negocio. Me temo que esto no puede seguir así. ¿Hacemos algo?

Pues sí, algo hay que hacer y algunos se han lanzado a ello. Os recomiendo el resumen del tweetup #cambiacongreso, que solo tuvo un fallo: coincidir con la semifinal de la Champions. 🙂

Podéis encontrarlo en https://wikisanidad.wikispaces.com/CambiaCongreso