El secreto médico y el periodismo de colores

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Desde los tiempos de Hipócrates el secreto médico ha sido uno de los imperativos éticos más importantes para el personal sanitario. El conocimiento que se puede llegar a tener de las circunstancias y hábitos de vida de los pacientes es extenso, sin contar con que puedan darse situaciones de discriminación (laboral, a la hora de contratar un  seguro, etcétera) en caso de conocerse algunas patologías. Hoy en día, incumplir con esta obligación no es solo un atentado contra la ética médica más elemental sino, además, un delito.

Respetar los datos clínicos y la intimidad del paciente es esencial en cualquier momento, pero sobre todo cuando esos datos son especialmente sensibles. Me refiero a enfermedades que llevan consigo un estigma, por ejemplo. Y también cuando los pacientes o su entorno familiar o social son especialmente vulnerables.

Y si los médicos, en general, somos especialmente respetuosos con estos aspectos, resulta que algunos periodistas lo ignoran o se lo saltan a la torera. El famoso dicho «que la verdad no te estropee un buen titular» se convierte aquí en que «la ética no te estropee una buena exclusiva». Os pongo unos ejemplos, convenientemente anonimizados (no seré yo la que les haga el juego).

1.- Un preso relativamente conocido (en la noticia aparecen su nombre y dos apellidos y, por si no queda claro, el delito del que se le acusaba) en una situación de indefensión absoluta. Por estar preso y por estar en coma. Además, en la noticia se recoge que la familia se ha enterado por la prensa. El colmo de la delicadeza.

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2.- Más sangrante aún es esta otra noticia, en la que también se dan nombre y dos apellidos… y un diagnóstico psiquiátrico. Es decir, un paciente que tampoco es competente para decidir si quiere hacer público su diagnóstico (probablemente no querría) ni para demandar a los que lo han publicado, unido a una enfermedad estigmatizadora… El pack completo de irregularidades.

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3.- Y el colmo de la prensa amarilla, o rosa, o no sé de qué color: la exclusiva que mezcla famoseo con enfermedades estigmatizadoras, patologías psiquiátricas aireadas con el único fin del cotilleo. Con todo lujo de detalles y afectando a más de una persona. Veamos…

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Ya está. El famosillo de turno que ingresa en una clínica psiquiátrica, de sobra conocida. Pero por si no lo sabíais, la noticia incluye la aclaración…

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Eso sí, como no es el único famoso que ha ingresado en esa clínica, demos los nombres de todos…

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Y por si no os había quedado claro, la propia periodista que levanta la liebre nos explica cuál es el problema de salud del susodicho famoso:

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Alguien dirá que es el precio de la fama. Pero… ¿de verdad que el historial clínico tiene que ver con la fama? Creo que la ley general de sanidad que recoge los derechos de los pacientes no diferencia entre famosos y gente del montón. Por fortuna.

Curiosamente (o no tanto) estas cosas no suelen pasar en la prensa sanitaria. Por suerte. O porque tienen otra formación, o más cercanía con el paciente, no sé.

¿Nadie tiene que decir nada al respecto? ¿La asociación de la prensa? ¿Las asociaciones de defensa del paciente? ¿Los médicos penitenciarios? ¿El ministerio de interior? ¿Los directores de los medios de comunicación? Alguien tendría que levantar la voz por estos pacientes que no pueden hacerlo. Los hospitales que los tratan deberían tomar medidas y denunciar este tipo de filtraciones. Se están vulnerando los derechos más elementales de los pacientes.

¿Qué opináis los periodistas que me leéis? ¿Me indigna solo a mí?

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5 respuestas a El secreto médico y el periodismo de colores

  1. Hola Ana,
    Tienes razón en lo que exponen y que en muchos centros sanitarios se incumple la LOPD. Yo cuando trabajaba en el sector sanitario veía auténticas barbaridades… quizá algo mayores en los centros privados… pero de todo había.
    Pero respecto a lo que comentas de la prensa, ellos juegan con varias cosas, te comento dos por ejemplo:
    El captarte o verte entrar en un hospital o centro médico en la calle es legalmente mencionable… con lo que si un «famosillo» entra en un centro psiquiátrico lo dicen y no pasa nada. Es obvio que otra cosa es que se faciliten otro tipo de datos como patologías, comentarios del personal o del enfermo, etc. De todas maneras es muy relativo porque uno puede ir de visita y que ellos digan «va a tratarse»…
    Todos los presos que como parte del juicio aparecen patologías, se pueden hacer públicas, porque las sentencias así lo son. Por ejemplo, una persona comete un crimen y tiene trastornos psiquiátricos, eso se puede decir.
    No trato de justificarlos, pero muchas veces «caminan» en la frontera de lo legal.
    Abrazos
    Jose

    • anadeph dijo:

      Claro, pero es que de lo legal a lo ético va un paso importante. Fíjate: el primer paciente no tendría ni que ser noticia, un peso que se pone enfermo, pues vale. No aporta nada. Y menos que la familia se entere por la prensa. En el segundo, la noticia es que se acepta su traslado al hospital, ¿hace falta dar el diagnóstico? No creo. Y la tercera es la más lamentable: convertir la enfermedad en puro cotilleo. Sirve de algo saber que ese paciente tiene «un problema en su mente»? Pues no, pero una periodista lo dice en la tele y al día siguiente se hacen echo un montón de medios. Es patético que se venda (y consuma) este tipo de periodismo

  2. Completamente de acuerdo, Ana. Magníficas ocasiones para que los 17 Defensores del Pueblo, las diversas Agencias de Protección de Datos y/o las fiscalías actuasen de oficio. Qué diferencia con la exigencia de exquisito respeto que se aplica respecto a los datos fiscales.

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  4. Gerald dijo:

    Todos son por ajenas causas al supuesto secreto médico. El del «pequeño famoso» (famosillo dixit), es un intento más de crecer en notas periodísticas -que se vale hasta del «problema dentro de su cabeza»- (me «morí» de risa con esa frase). Los otros dos casos son graves no por lo médico. Son en realidad voces -que se transformaron en noticia- que alimentan los detenidos, para que se fije atención indirecta sobre ese lugar. Es una de las formas que tienen para que la mirada pública por unos momentos, se fijen allí y así detener o prevenir abusos. Esos lugares son la cloaca social, y lo que impera son abusos de ambos bandos. Así que los dos primeros ejemplos, creo que hay que verlo con otros ojos. Aparte de todo, muy lindo en sí todo el blog. Felicitaciones.

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