De trasplantes, altruismo y dentaduras

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Ayer fui testigo (y en parte víctima) de una pequeña cacería en Twitter. Todo empezó con una columna de Opinión en El País, que os recomiendo leer (al menos en diagonal) antes de seguir con este post: aquí la tenéis. Su autor, un economista que lleva publicando lo mismo por lo menos desde 2011. Vaya por delante que yo no he sido nunca coordinadora de trasplantes, no he cobrado un duro de la ONT y no tengo ningún familiar trasplantado ni en lista de espera. Mi único conflicto de intereses es conocer la necesidad de muchos pacientes y el cambio en su calidad de vida una vez trasplantados. Y que yo también pago mis impuestos (y, por tanto, este tipo de cosas). Aclarado esto, analicemos lo que tanta polémica suscita…

  • Los médicos cobran por trabajar en el equipo de trasplantes. Una noticia loca, vamos. Los médicos de los equipos de trasplante no trabajan en exclusividad (alguien decía que igual esa sería la solución, pero yo creo que eso sería aún más caro -por poco eficiente, puesto que no hay tantos trasplantes al año- y además peligroso… ¿vamos a poner a trasplantar un hígado a alguien que no opera habitualmente?). Por tanto, se cargan con un trabajo extra que incluye guardias localizadas. Sería fantástico que el altruismo te llevara a estar permanentemente localizable para cogerte un avión a media noche e irte a la Coruña a por un hígado, o a dedicar muchas horas (el proceso de donación es larguísimo) a informar a una familia en el peor momento de su vida, a asegurar su bienestar, a obtener todos los datos del trasplante, a buscar al receptor idóneo… Sería fantástico, sí, pero los médicos tenemos la mala costumbre de tener familia, vida personal y facturas que pagar a fin de mes. Por un trabajo extra que se remunera, encima nos quejamos. Genial. Además, tildamos ese dinero de irregular y sin escrúpulos, sin dar un solo dato. Otra cosa, si queréis, es que podamos pensar que el reparto o la cantidad no es la correcta (cosa de la que no se habla en el artículo, por cierto). Pero que un médico cobre por su trabajo… madre mía, qué escándalo. También cobran los endoscopistas y los servicios de hemodinámica que hacen guardias localizadas. Y muchos de ellos cobran más si tienen que ir al hospital durante la alerta. Menuda mafia entonces, ¿no? (Por cierto, para los que no lo sepáis, en muchos hospitales pequeños con poca actividad trasplantadora el coordinador no cobra, aunque sí que le supone trabajo extra; al final va a resultar que de altruismo los médicos sabemos bastante).

 

  • No, esperad. El problema no es que cobren, sino que sea un sistema de incentivos. Es decir, no cobran las alertas que realizan, sino solo si hay donación. Probablemente cobrarían más de la otra manera, pero esto es lo que nos escandaliza. Yo también cobro incentivos, ¿eso me hace saltarme todas las reglas de la ética y trabajar sin escrúpulos como indica el artículo? He visto trabajar a los coordinadores y nada más lejos de la realidad. De hecho, la ONT es muy estricta en esto: sabe que vale más perder un donante que generar opinión pública contraria tipo «me sentí coaccionado» o «no me trataron bien». Pero también «premia» a los que hacen bien su trabajo, ¿es eso un problema?. En cuanto a esto de los incentivos, me quedo con esta carta que he encontrado en el periódico, respuesta a un artículo similar del mismo autor hace 5 años. En muy pocas palabras, y desde fuera del sistema, lo explica mucho mejor de lo que lo pueda hacer yo:

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  • Pero os preguntaréis qué tiene que ver esto con las dentaduras… Pues bien, el autor se pregunta (o más bien afirma) que el sistema es injusto porque se dedica dinero a él habiendo otras patologías. En Twitter comentaban como un escándalo que en España se dedique un dinero a los trasplantes cuando muchos de nuestros abuelos no tienen dentaduras. Y comentaba @monicamox1, con mucho sentido común, que la solución es tender a la excelencia en dentaduras, no atacar una cosa que funciona bien, como es el sistema de trasplantes. El concepto de justicia distributiva que se manejó, de «yo con los 100.000 euros de un transplante preferiría tratar mil patologías de 100 euros» es, a mi juicio, un grave error. Se deriva tanto hacia el utilitarismo anglosajón, con todos los problemas de éste (que incluye el de abandonar a su suerte a los pacientes no rentables) que no puedo compartirlo. Porque además el principio de justicia no es eso, sino que tiene que ver más bien con esto:

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Porque visto así, entonces no tratemos pacientes oncológicos (es tan carísimo que con eso podríamos curar cien mil apendicitis o fabricar millones de dentaduras), ni sépticos, ni…

Eso sin entrar en lo infinitamente rentable que es un trasplante en términos económicos (¿habrá pensado el autor y los que le jalean lo que se ahorra la Sanidad con un paciente que sale de diálisis y se libra de todas las complicaciones que se derivan de su insuficiencia renal? ¿Un paciente que a lo mejor gracias a eso puede reincorporarse al mercado laboral? Pues ese ahorro lo multiplica por dos cada donante. Sin hablar de los otros órganos, claro). Pero, aún siendo importante, eso no es lo principal. Lo principal es lo que supone en calidad de vida para el paciente que vive atado a una máquina de diálisis tres días por semana, al neonato diagnosticado de hipoplasia de ventrículo izquierdo que no podrá de otra manera salir nunca de la UCI, al pequeñín con intestino corto que puede volver a comer e ir al cole, al joven que recupera la visión (¡y su vida!) gracias a un trasplante de córnea… ¿Vemos personas detrás de los números? ¿Vidas detrás de la tecnología? Personas que a lo mejor hasta están en el cupo de alguno de los que más se quejan… de esos que piensan que nadie más trata personas, que el resto de los médicos somos simples técnicos (y además, parece ser, corruptos).

¿Hay que arreglar el sistema de trasplantes? Arreglémoslo. ¿Hay que tirar piedras sobre el tejado de los profesionales que lo sustentan? De ninguna manera. ¿Sobre el de los pacientes que lo necesitan? Menos aún.

Porque el efecto que va a tener este artículo es reducir temporalmente las tasas de donación. Los pacientes de la lista de espera estarán, sin duda, encantados, ¿no?

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16 respuestas a De trasplantes, altruismo y dentaduras

  1. Wojciech dijo:

    Algunas veces no he estado de acuerdo con sus opiniones, pero su artículo lo suscribo en todas sus partes. Estoy perplejo, sorprendido y anonadado con el artículo citado. Un artículo aparentemente escrito a dos manos por un economista y un médico. Lo leí un poco «en diagonal», pero creo que capté su esencia. No debería sorprenderme, sin embargo, el planteamiento que se apoya en condicionamientos ideológicos y una mal entendida fundamentación altruista absurda.
    No se si realmente el «utilitarismo anglosajon» es la mejor explicación, si tal cosa realmente existe. Lo que si me parece es que hay un malentendido en los autores, pero también en una extensa parte de nuestros colegas de profesión, que determina el rechazo a este tipo de sistemas (incentivos) de forma dogmática.

  2. Increíble el artículo del que hablas, increíble la introducción… increíblemente bochornoso quiero decir. Como bien dices ese artículo lo único que hace es crear incertidumbre entre la gente ante la tan necesaria donación; pues aunque tengamos el récord de donantes desde hace más de 20 años sigue habiendo largas listas de espera. Yo vivo desde hace tres años en Alemania y es triste ver que aquí la gente tiene que esperar una media de ocho años en diálisis mientras que en España es de dos, me siento orgullosa de la generosidad de nuestro país en ese sentido y también del funcionamiento eficaz de la ONT. Y no es que lo diga yo lo de la eficacia, es que lo suscriben las decenas de países que implantan el «sistema español» en su sistema de salud y que así logran aumentar los trasplantes.
    Sobre el tema de gastos, tú lo has explicado muy bien.
    Como persona que lleva 20 años trasplantada (desde los 23) quiero dar las gracias, como ya he hecho en numerosas ocasiones en mi blog o en cartas a periódicos, a todos los donantes por su generosidad y a los médicos, enfermeras, asistentes,… por su trabajo bien hecho. Porque un trasplante no es el día que pasas por quirófano, un trasplante es la vida entera que viene tras ese día.
    Gracias por haber escrito este post.

  3. Magda dijo:

    Gracias Ana. Das en la diana., tan clara cono siempre.
    Yo sí trabajo en trasplante.
    Desde hace 21 años.
    Le dedico tiempo y esfuerzo. Y no lo he hecho ni lo hago por dinero. Habría muchas otras maneras, más fáciles para mi cuerpo y mi alma, de ganar dinero. Con menos sufrimiento (sí señor Costas, los profesionales sufrimos) , y menos esfuerzo de conciliación familiar, de horas robadas a viajes, a reuniones sociales…, lo que hace la gente»normal» que no está atada a un busca día y noche de manera periódica y recurrente. Porque.., por si acaso tienes que salir pitando al hospital.., .por si tienes que decidir en la soledad de la madrugada….porque tienes que estar localizable y en perfecto estado para hacer lo que te corresponda.., y eso..,justo es pagarlo. Porque es trabajo. Porque somos profesionales.
    Ayer leí el artículo de Costas en dos veces…, sinceramente., me resultaba doloroso. ¿Y me pregunté qué intención le movía a sacar «su rollo» periódicamente? ¿ es algo personal?
    Ana, si puedes., dile a Costas que me gustaría hablar con él con un café delante y sin reloj.Tal vez le diera otras pistas para su próximo artículo.

  4. thewomanwho dijo:

    Este post me ha recordado un debate que tuvimos hace unos días en clase de Filosofía sobre la realidad y la proyección, sobre la ética y la moral. No sé qué ha empujado al autor del artículo de opinión a escribirlo pero entiendo algo subyacente: en general se tiende a pensar que las profesiones arraigadas a ‘la vocación’, se desarrollan por amor y por pasión, sin importar horarios ni sueldo. Sobre todo en lo que concierne a los médicos, a los docentes, a los periodistas. Lo peor se lo llevan los médicos porque pensamos en ese médico del maletín que no dormía, que iba a consulta al ambulatorio, operaba en el hospital y tenía unas tardes de consulta en su consulta particular, alguien que vivía por la medicina, y que además tiene barba blanca y voz ronca. ¿Qué es moral? ¿Juzgar la realidad? ¿Reconocer que esto no es así? ¿Querer que lo sea? ¿Alguien podría hacerlo?
    ¿sacrificarse tanto?

    Recuerdo una Nochebuena que trabajé como cajera en mis tiempos de estudiante cuando era pipiola, eran casi las diez y quedaba poco para cerrar un gran centro comercial de Barcelona. Un cliente que iba con su pareja, no vio bien que el centro comercial cerrara: y si alguien había olvidado un regalo? Se cabreó, yo le cobré y le embolsé todo con una sonrisa asientiendo, le escuché y le dije que lo tendríamos en cuenta, lo que nos hacen decir para que el cliente esté contento, pero su novia lo cortó de raíz «son personas, también tienen familia». Él me miro y se disculpó pero seguía pensando que el centro comercial debería abrir en Nochebuena.

    Lo mismo pasa con la malvada carrera de periodismo, todos los periodistas son malignos, lo peor de lo peor, criticados, vapuleados, pero hasta que no estás dentro y ves que no duermen, a veces, sólo beben café que empalman con otro, muchos bajan a fumar, comen rápido y mal, en la mesa, en cualquier sitio, y escriben del mismo modo… donde pueden, les dejan y pillan; los periodistas que no saben escribir, los periodistas que son vagos, sentados en las redacciones mientras el trabajo duro está ahí fuera… Hay muchas ramas de periodismo, está el tradicional, el digital, el híbrido; No es lo mismo un periodista de una agencia, de un periódico, de una revista que un periodista de temática «profesional», tampoco el de la tele, el de la radio (depende de lo grande que sea la radio, la tele…).

    La gente cree que lo sabe y critica, la gente ve series de televisión, películas, y se crea la figura de cómo debe de ser el periodista. Los periodistas no tienen vida, viven atascados en la noticia, incluso cuando se van de concierto están trabajando. Por lo que he entendido en el artículo, la gente en general, pensamos que el médico no tiene vida más allá de la medicina, que no debería porque es médico y se deben a la medicina, están casados con la medicina, lo han elegido. Suena crudo pero es una creencia que la llevamos dentro. Vemos series en las que en el último momento, el actor que interpreta a un médico obra el milagro, y alucinamos y deseamos que suceda ese milagro. Criticamos, queremos que las cosas cambien. Es duro ver la realidad y comprender cómo son las cosas realmente.

    A mi modo de ver, las cosas, en este momento, están cambiando: la sociedad tiene voz y quiere implicarse en las cosas. La sociedad quiere que el maestro y el profesor trabajen según lo que ellos creen que es lo mejor, pero, ¿cuántos son docentes curtidos en mil batallas? Los docentes hacen cursos muy variados, se forman cada día y trabajan en casa también.

    En resumen, creo que en el aspecto médico de este artículo de opinión hay un poco de desconocimiento, algún elemento emocional y juicio, se intenta imponer lo que se cree que debería ser. La realidad pocas veces es como queremos que sea ni como la imaginamos y muchas veces nos movemos por arranque emocional.

  5. Félix dijo:

    Hola Ana:
    Ayer seguí en diferido vuestro debate en twitter, y realmente me quedé con ganas de participar, así que no puedo resistirme a darte mi opinión sobre algunos puntos de vuestra discusión:
    El artículo de El País me parece extremadamente tendencioso. Como bien dices, el autor lleva años dando una visión del sistema español de trasplantes absolutamente falsa. Decir que la detección y solicitud de donación se hace sin miramientos, sin corrección en los medios, me parece totalmente mezquino. Mi experiencia personal con los coordinadores de trasplantes es la de gente con una humanidad, sensibilidad y empatía fuera de toda duda.
    Plantea además valoraciones sobre el número de trasplantes que para mí tienen poca importancia. Que se registre como donante una extracción aunque el órgano no sea válido me parece lo más normal. No sería justo para la familia que ha accedido a esa donación que su gesto quedase fuera de la estadística.
    Estoy de acuerdo contigo en la validez de nuestro sistema de trasplantes, y que su eficacia para los pacientes es innegable.
    Sin embargo, sí creo que la cuestión económica en ocasiones puede suponer un borrón en el sistema. Obviamente la participación en la cadena de trasplante debe ser remunerada. Pero tengo dudas de si las diferencias de salarios son entendibles. Sobre todo en lo que respecta al pago por paciente. Es decir, ¿por qué se paga por hacer un trasplante de urgencia y no por una cirugía de una disección de aorta? La duda que se me plantea es sí esas diferencias no son las que pueden generar que surjan artículos como el que ha originado este debate.
    Espero tu opinión, así como la de Magda, que como parte integrante (interpreto por su comentario) de un equipo trasplantador me parece muy importante.
    Un saludo

    • anadeph dijo:

      Supongo que porque el sistema está pensado así, en realidad para ahorrar dinero pagando menos. Me explico: como decía un antiguo jefe, en la guardia de presencia te pagan por estar, trabajar lo haces gratis. Efectivamente, cobras lo mismo por una guardia tranquila que por la peor se tu vida. Incluso cobran los mismo especialidades con cargas de trabajo muy distintas en la guardia.
      Sin embargo, si pagaran así las localizadas (deberían, probablemente) tendrían que poner mucha pasta. Así que muchas localizadas solo se cobran si tienes q ir al hospital. Y claro, justo son localizadas porque con frecuencia no hay que ir. Aunque también suponen unas molestias que nadie reconoce ni paga.
      En la pública, las guardias van con el contrato: lo tomas todo o lo dejas todo. Las alertas de trasplante no: igual si no las pagas no había voluntarios. Por eso digo que, para una vez que pagan lo que deben, como oara q encima nos quejemos

  6. El altruismo no debe ser valorado desde la economía de la sanidad, ni siquiera desde el bolsillo del profesional, debe ser valorado desde la percepción humana del que dona (o su familia).
    Somos una sociedad que sabemos que con que una persona mejoré su calidad de vida o a veces simplemente pueda vivir es más que suficiente.
    Como dijo Martin Luther King «Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano».
    Muchas gracias Ana

  7. Desde mi limitada y parcial experiencia, creo que el problema de los trasplantes no es el que presenta el artículo citado, sino más bien el contrario. En mi especialidad y mi hospital, todos los médicos reniegan de los trasplantes porque muy a menudo suponen que tengas que cargar con un busca y la disponibilidad total durante diez o doce días en un mes para que te acaben pagando uno o dos trasplantes (o incluso menos), por supuesto, sin libranza ninguna al día siguiente aunque el trasplante casi se solape con el inicio de tu jornada laboral de mañana estándar. Porque la imposibilidad de llevar una vida normal también hay que remunerarla. O falta financiación y el reparto es injusto, o alguien se está quedando el dinero, pero que todos los de mi entorno estén deseando no volver oír hablar de los trasplantes es bastante significativo. En resumen, o este señor está hablando desde un incomprensible interés personal en contra de los trasplantes, o no tiene ni la más remota idea del tema, porque las cifras que yo veo no tienen nada que ver con las que él vocifera.

    Como siempre Ana, hay algún detalle en el que no coincidimos, pero me alegra leer tu artículo. Sigo cada post de tu blog desde la sombra de los que (casi) nunca comentan.

  8. Salustiano dijo:

    Lo siento, pero el artículo tiene toda la razón. Los trasplantes en España se hacen porque se pagan, lo cual no es bueno ni malo. Es una realidad. Es el único proceso por el que se paga, y se paga bien. Lo cual, repito, lo que demuestra es que pagar las cosas es un buen incentivo. Y para muestra, sólo hay que buscar lo que se investiga y/o publica en España sobre transplantes. Produce vergüenza ajena ver lo poco que se publica con lo mucho que se paga y se hace. Un saludo.

    • anadeph dijo:

      Claro que se paga. Como el transporte, la educación, todos los servicios. Lo que no tiene ningún sentido es rasgarse las vestiduras, decir que es ilegal, inmoral, corrupción… Que es lo que dice el artículo, vamos….

  9. mj mas dijo:

    Leía el otro día a @JuanCladeRamon que «el hombre noble debe procurar la ecuanimidad, la equidistancia es cosa de bisectrices». Y aunque él se refería a otra cosa, la frase le queda que ni pintada a tu post de mujer noble.
    Un abrazo.

  10. Grace dijo:

    ¿Qué pasa en nuestra sociedad hipócrita y capitalista, que solo ve criticable el hecho de que se incentiven actuaciones relacionadas con la salud/enfermedad? ¿Es que no somos todos conscientes de los sobresueldos que se derivan de los beneficios conseguidos en multitud de empresas? ¿No conocemos a individuos que las horas fuera de su horario las cobran como horas extras? ¿Acaso no vemos, casi a diario en los medios informativos, lo que reciben los futbolistas tras ganar un partido?
    ¡Por favor, basta ya! Dejémonos de hipocresía y empecemos a valorar el trabajo realizado, el tiempo dedicado, la presencia física y la disponibilidad, la infravaloración de nuestros festivos… entre otras muchas cosas…
    Muy buen artículo Ana, enhorabuena.

  11. MSC dijo:

    La pregunta que no he respondido aún ¿alguien sabe por qué este «señor» Costas Lombardía tiene tanto empeño en desprestigiar nuestro sistema de trasplantes y concretamente tanta inquina a que se pague -poco- por trabajar?

  12. formantia dijo:

    Gracias. Interesante post.

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