Hamilton Naki y el primer trasplante de corazón, ¿injusticia histórica o falta de rigor periodístico?

Seguro que muchos de los lectores de este blog conocen la historia «oficial» del jardinero negro que participó en el primer trasplante del corazón de la historia, del que hoy se cumplen 50 años. Una historia muy similar a la que contamos aquí sobre Blalock, Taussig y Thomas. Sin embargo, hay serias razones para pensar que, en este caso, se trata simplemente de una mentira cien veces repetida hasta convertirse en verdad, fruto del escaso rigor periodístico. Eso sí, participara o no de ese momento histórico, Hamilton Naki merece un lugar entre los gigantes.

 

naki

Hamilton Naki nació el 26 de junio de 1926 en Ngcingane, Cabo del Este, Sudáfrica. Como muchos hijos de las familias más pobres de la zona, apenas recibió seis años de educación primaria y, a los 14, emigró a la capital en busca del trabajo. Fue contratado como jardinero en la Universidad de Ciudad del Cabo.

Pasados los años, Robert Goetz le pide ayuda para trabajar en el laboratorio de la Universidad, ocupándose de los animales de experimentación. En un principio su labor consistía en alimentarles y limpiar las jaulas, pero Goetz comienza a pedirle ayuda en algunos procedimientos y queda deslumbrado por la habilidad innata del joven Naki. Tanto, que conseguirá que se le otorgue un permiso especial para realizar intervenciones en animales. Sin embargo, en aquellos momentos del Apartheid, resultaba impensable que colaborara en procedimientos sobre pacientes. A pesar de que todos los médicos que trabajaron con él, incluido Christiaan Barnard, estaban convencidos de que Nika habría sido un gran cirujano.

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Universidad de Ciudad del Cabo

En 1967 Nika no cobraba ya su mísero sueldo de jardinero, sino que se le remuneraba como técnico de laboratorio. El 3 de diciembre de ese año sería un día histórico: Christiaan Barnard llevaba a cabo el primer trasplante cardiaco de humano a humano. El donante, Denise Darvall había fallecido en un accidente de tráfico. El receptor, Louis Washkansky, vivió 18 días trasplantado antes de morir por una neumonía. En realidad Louis no fue la primera persona en recibir un corazón, el 24 de enero de 1964 James Hardy, de la Universidad de Mississipi, en Jackson, había trasplantado el corazón de un mono a un paciente moribundo, Boyd Rush. El corazón latió 90 minutos antes de pararse.

Christiaan Barnard y Louis Washkansky

Hamilton Naki se retiró en 1991 con su sueldo de jardinero. Tras el fin del Apartheid en 1992 saltó a los medios la historia de que Nika había participado en el primer trasplante de corazón realizando él solo el explante del órgano. Su historia creció y se repitió en cientos de medios y, en la década de los 2000, Naki recibió diversos reconocimientos, entre ellos la orden nacional de bronce de Mapunbugwe y el grado honorario de Medicina de Ciudad del Cabo.

El 29 de mayo de 2005 Naki fallecía, precisamente de un fallo cardiaco. Los periódicos se llenaban de necrológicas que exaltaban su participación en el trasplante. Pero, pocos meses después, tanto The Economist como The British Medical Journal corregían sus necrológicas (podéis leer las correcciones aquí y aquí). Reconocían que la historia se basaba en unas declaraciones del propio Naki que, elevado al papel de injusticia histórica tras el fin del apartheid, había acabado por creerse su participación en el trasplante cardiaco. The Economist, el primer medio en contar la historia, no había contrastado la noticia, que en realidad era falsa. Más tarde, varios de los participantes en la intervención negaron la presencia de Naki en quirófano, y alguno de sus familiares reconoció que el jardinero había sabido del trasplante por la radio.

La polémica estaba servida. Sin embargo, hoy los medios siguen contando la historia de Naki sin referirse a la polémica de las necrológicas corregidas. De lo que no cabe ninguna duda es de que Naki paticipó en las investigaciones previas al trasplante realizadas en el laboratorio por Christiaan Barnard, pero así contada la noticia pierde efectismo. Hoy, 50 años después del primer trasplante, pocos de los protagonistas quedan vivos para contar lo que en realidad sucedió…

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